Los Diez Mandamientos Postmodernos...

Por Alma Delia Murillo
Columnista de Sinembargo.com
Esta es palabra posmoderna. 
Primero. 
Amarás a tu Smartphone por sobre todas las cosas. Yo soy tu teléfono inteligente que te saqué del analfabetismo digital, de la incomunicación, de la jodidez y de la soledad. 
Vivirás junto a mí de día y de noche. Seremos uno en pensamiento, palabra, obra y omisión. 
Te referirás a mí como si fuéramos un ser indivisible; por tanto cada vez que llame, vibre, suene o me encienda, tú te preguntarás ¿soy yo? Ay de ti si me olvidas o me abandonas porque te dejaré en el desamparo; te sentirás aislado, idiota, dependiente, deprimido y ansioso. 
Segundo. 
No tomarás crédito bancario en vano porque no dará el banco por inocente a quien así lo hiciere. Te endeudarás tres, cuatro o hasta cinco veces más allá de tu capacidad de pago para que puedas ser alguien en la vida y yo haré que tus tarjetas, tus cuentas por pagar y tus objetos inútiles se multipliquen hasta tu tercera y cuarta generación. 
Tu casa será mía, tu auto será mío, tu carrera universitaria será mía, tus rellenos de bótox serán míos, tu ropa será mía, tus vacaciones serán mías, y sí, también tu Smartphone será mío. Si osaras dejar de pagar serás trasladado del infierno del crédito revolvente al infierno del buró de crédito y -tal como le ocurrió al legendario Job- te sobrevendrán tragedias, miserias, y peor aún que si contrajeras la lepra, te infectarás con esa temida enfermedad llamada Sin poder adquisitivo e incluso los que amas se tornarán contra ti. 
Tercero. 
Santificarás las Temporadas de Rebajas, las Ventas Nocturnas, el Buen Fin y todas las fiestas de consumo que se te impusieren como San Valentín o el Día de las Madres. Catorce días trabajarás y reunirás tu salario, más el día quince te dedicarás a despilfarrar tu dinero como poseído. Comprarás objetos para todos. No te olvides de ti, ni de tu hijo, ni de tu hija, ni de tu siervo, ni de tu criada, ni de tu bestia o mascota ni del extranjero o pariente lejano que esté dentro de tus puertas. Compra todo, compra sin control, no importa que no lo necesites: para eso trabajas. 
Cuarto. 
Superarás a tu padre y nunca te destetarás de tu madre para que tus días de soltero y eterno adolescente se alarguen sobre la tierra. Serás mejor que tu padre: más alto, con más dinero, con un grado académico mayor al de él para demostrarle que eres el mejor resultado de su inversión o para corregirle la plana en secreto. Idolatrarás a tu Santa Madrecita y la venerarás con entrega, devoción y fanatismo. 
Ella es perfecta, buena, todopoderosa, sin mácula ni fallas. Acuérdate de ello especialmente el diez de mayo. Pero evitarás madurar y te mantendrás adherido a ellos como tu eterno refugio contra la adultez. 
Quinto. 
No matarás pero tampoco te conmoverás ante la muerte. Cincuenta mil muertos, sesenta mil muertos o setenta mil muertos en tu país te dejarán impávido, indiferente. Cuerpos calcinados y decapitados te merecerán apenas un comentario o tal vez ni eso. Están allá, están lejos, no son tuyos. 
Tolerarás la violencia más allá de lo comprensible porque a ti te parecerá normal. Para eso llevas toda una vida de entrenamiento viendo cine hollywoodense donde la sangre corre estéticamente, los miembros son mutilados con extraordinarios efectos visuales, las masacres se musicalizan y la brutalidad de la muerte te entretiene mientras tú bebes refrescos, comes palomitas y chocolates. 
He aquí el contenido de la primera tabla que me fue entregada en código HTML5 y que he traducido para compartirlo con ustedes como me fue ordenado. 
La segunda tabla fue codificada en lenguaje Javascript y contiene los cinco mandamientos restantes que estoy traduciendo para compartirlos la próxima semana. 
Oremos, hermanos. 
@AlmaDeliaMCtomado de: sinembargo.mx

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